Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan ha desarrollado un nuevo tipo de recubrimiento plástico, hecho a partir de vapor, que podría llevar a instrumentos médicos como catéteres y stents a que sean "bioactivos", según ha informado el centro.
El recubrimiento se liga con una amplia gama de materiales, incluidos vidrio, acero inoxidable, teflón y silicona, y se parece más a una pintura que a una capa de material, siendo capaz de preservar la forma precisa del instrumento que recubre.
La superficie exterior del recubrimiento puede hacerse de manera que atraiga o repela ciertas moléculas tales como plaquetas o proteínas. "Estas son las ventajas fundamentales de nuestro sistema si lo comparamos con otros recubrimientos ya en uso", ha indicado Joerg Lahann, profesor asistente de ingeniería química de la cátedra Dow Corning.
Instrumentos médicos bioactivos
"Entendemos que los instrumentos biomédicos deben ser bioactivos. Es necesario que haya marcadores biológicos que puedan mitigar activamente la respuesta del cuerpo al implante", ha añadido.
Para ello, ha explicado Lahann, "es necesario traer biomoléculas en un subestrato de la superficie e inmovilizarlas de forma estable. Puede pensarse en estas biomoléculas como pequeñas anclas y dependiendo de qué se elija, puede producirse cierta respuesta".
Los stents, que mantienen abiertas las arterias de los pacientes con problemas cardiacos, no siempre repelen las plaquetas de manera eficaz, lo cual, en el peor de los casos, puede llevar a un coágulo sanguíneo.
Los catéteres, que son unos tubos que drenan fluidos del cuerpo, se usan temporalmente después de la cirugía. Los médicos no quieren que las proteínas se liguen al catéter, algo a lo que puede ayudar este nuevo recubrimiento, ha afirmado Lahann.
Un recubrimiento hecho a partir de vapor
Estas aplicaciones requieren que el recubrimiento no sea adhesivo para proteínas o células. Con diferentes biomoléculas dispersas en el recubrimiento, éste puede actuar como un sensor que atrae a ciertas moléculas para que se liguen a él.
Los ingenieros crean este recubrimiento calentando sus componentes en un horno y luego dejan que los vapores se enfríen en el subestrato, que es el material con el que se hará el instrumento biomédico, según ha explicado la Universidad de Michigan. Este recubrimiento a menudo tiene un espesor que no supera unas decenas de nanómetros, que son una millonésima de metro.
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